La ciberseguridad ha dejado de ser un asunto exclusivo del área técnica. Hoy, en el ecosistema de tecnología, medios y telecomunicaciones (TMT), representa un tema estructural que impacta desde el cumplimiento normativo hasta la continuidad del negocio. ¿Qué elementos definirán el nuevo escenario en 2025?
Una superficie de ataque que no para de crecer
El sector TMT vive una paradoja: cuanto más innova, más se expone. La integración acelerada de inteligencia artificial, plataformas en la nube, IoT (Internet de las Cosas) y servicios digitales ha multiplicado los puntos de entrada que pueden aprovechar actores maliciosos. Esta expansión es especialmente relevante para compañías que operan en múltiples mercados o jurisdicciones, donde las exigencias regulatorias se superponen y demandan un enfoque ágil, transversal y actualizado.
El compliance en este contexto no puede limitarse a cumplir con lo mínimo exigido: debe convertirse en una herramienta estratégica para anticipar riesgos tecnológicos y construir resiliencia operativa. No se trata solo de cumplir, sino de proteger lo que hace a una empresa viable en el entorno digital: la confianza, la integridad de la información y la disponibilidad de sus servicios.
Inteligencia artificial y ciberseguridad: una relación compleja
La IA tiene un doble filo: potencia la eficiencia, pero también abre nuevas ventanas de vulnerabilidad. Desde sesgos en modelos predictivos hasta ataques basados en manipulación algorítmica, los sistemas inteligentes mal protegidos pueden ser un riesgo operativo, legal y reputacional.
En 2025, uno de los diferenciales clave será la capacidad de las empresas para auditar sus propios sistemas de IA, garantizar su transparencia y aplicar controles que mitiguen errores o usos maliciosos. Esto exige trabajar de forma conjunta entre equipos de seguridad, desarrollo, cumplimiento y gestión de datos.
Resiliencia, no solo defensa
El foco está dejando de ser simplemente reactivo. Las organizaciones líderes ya están adoptando estrategias de seguridad proactivas, que no se limitan a defenderse, sino que buscan anticipar y adaptarse. Esto incluye evaluaciones de riesgo continuas, simulaciones de incidentes, automatización en la respuesta a amenazas y un trabajo sostenido sobre la cultura interna de ciberseguridad.
Las empresas del sector que proveen servicios digitales, por ejemplo, deben asegurar la robustez de sus plataformas, mantener protocolos de respaldo confiables y consolidar la visibilidad en su cadena de suministro. Aquellas que dependen de IA como parte de su oferta tienen que reforzar los controles que rodean a estos modelos, especialmente en lo que refiere a integridad de datos, gobernanza y protección de inputs sensibles.
El contenido también es un vector de riesgo
Para los medios y telecomunicaciones, el desafío va más allá del resguardo técnico: también está en la integridad del contenido que circula y el impacto de la desinformación. En un entorno donde las noticias falsas se propagan a la velocidad de un clic y donde los ataques pueden alterar contenidos o manipular flujos informativos, contar con mecanismos que validen la autenticidad se vuelve indispensable. Aquí, la ciberseguridad se cruza directamente con la ética informativa y la protección de los usuarios.
Compliance, gobernanza y cultura digital
En todos los casos, una gestión eficaz de la ciberseguridad en 2025 pasa por consolidar estructuras de gobernanza que integren tecnología, cumplimiento normativo y cultura organizacional. Ya no es viable operar con soluciones dispersas o equipos desconectados: la seguridad debe entenderse como un sistema interdependiente, donde cada área asume un rol activo en la protección digital.
Para lograrlo, muchas organizaciones están migrando hacia plataformas centralizadas de gestión de amenazas, automatizando procesos y capacitando de forma constante a sus equipos. La inversión tecnológica es solo una parte: lo que marcará la diferencia será la capacidad de alinear esa tecnología con objetivos estratégicos, criterios éticos y expectativas regulatorias en evolución.
Lo que viene no es opcional
El 2025 pondrá a prueba la madurez digital del sector TMT. Quienes logren integrar la ciberseguridad como una ventaja competitiva estarán mejor posicionados para escalar, innovar y adaptarse. Porque en este escenario, no se trata de tener menos incidentes, sino de estar preparados para enfrentarlos con rapidez, transparencia y responsabilidad.
Y en ese sentido, compliance y tecnología ya no pueden caminar por senderos separados.
Fuente: https://ielektro.es/2025/05/30/ciberseguridad-tecnologia-medios-telecomunicaciones-marcar/