El universo cripto, nacido como una herramienta para descentralizar las finanzas, está siendo sistemáticamente aprovechado por estructuras criminales para diseñar nuevos canales de lavado de dinero a gran escala. Lejos de limitarse a mover fondos por plataformas tradicionales, estas organizaciones están construyendo sus propios ecosistemas financieros basados en blockchain.
Del uso oportunista a la creación de infraestructura
El más reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) expone un cambio de paradigma: los grupos criminales del sudeste asiático ya no solo operan dentro del sistema cripto, sino que crean sus propias stablecoins, exchanges y blockchains. Esta transición de usuarios a desarrolladores de infraestructura permite eludir normativas internacionales con mayor eficacia y menor visibilidad.
Uno de los ejemplos citados es el mercado digital Huione Guarantee, rebautizado como Haowang, que ha gestionado más de 24.000 millones de dólares en criptoactivos vinculados a fraudes durante los últimos cuatro años. Desde su sede en Camboya, ha construido una red con casi un millón de usuarios y miles de operadores interconectados.
Plataformas propias, stablecoins y servicios financieros ilegales
Huione no solo sirve como punto de encuentro para transacciones ilegales. También ha desarrollado su propia blockchain (Xone Chain), una stablecoin respaldada por dólares, una aplicación de exchange, un sitio de apuestas online y, recientemente, una tarjeta Visa propia. Todo este conjunto de servicios opera fuera del alcance de los reguladores globales, consolidando una economía paralela que facilita el blanqueo y la evasión de controles.
Este tipo de operaciones representan una evolución preocupante: ya no se trata solo de ocultar fondos, sino de establecer verdaderos bancos en la sombra al servicio de estructuras criminales.
Sudeste Asiático: el laboratorio de la ciberdelincuencia descentralizada
Myanmar, Camboya y Laos se han convertido en zonas de alto riesgo. Desde allí operan centros de estafa que combinan inteligencia artificial, blockchain y stablecoins para ejecutar esquemas de fraude a gran escala. Phishing, inversiones falsas y estafas emocionales conocidas como pig butchering generan miles de millones anuales en ingresos ilícitos.
Durante el último año, se realizaron importantes operativos en distintos países, con la detención de cientos de implicados de nacionalidades diversas, desde China hasta Vietnam. Entre los casos más destacados, se incluye una operación en Hong Kong (octubre de 2024) que desarticuló una red que utilizaba deepfakes para estafas románticas con criptomonedas por más de 46 millones de dólares. También en diciembre de ese año, Nigeria reportó la detención de 792 personas por un fraude de similares características.
El dilema del compliance en un sistema descentralizado
Uno de los mayores desafíos que plantea esta nueva modalidad de delito financiero es su capacidad de operar por fuera de las infraestructuras tradicionales. Al emitir sus propias monedas estables y construir exchanges sin conexión con plataformas reguladas, estos grupos esquivan las medidas contra el lavado de activos (AML) y los controles de Know Your Customer (KYC).
Este fenómeno pone en evidencia una brecha creciente entre la evolución de la tecnología y la capacidad normativa de los estados. Las stablecoins que simulan paridad con el dólar y los exchanges no listados actúan como túneles financieros invisibles para mover grandes volúmenes de dinero, sin dejar rastros para las autoridades.
Expansión global y riesgos emergentes
Aunque el foco actual está en el sudeste asiático, la ONU advierte que estas prácticas ya se están expandiendo hacia África, América del Sur y el Pacífico. Las redes de lavado con tecnología blockchain se adaptan con rapidez a las legislaciones débiles y a las zonas con baja capacidad de fiscalización.
El informe remarca que el impacto global de estos esquemas de banca paralela y lavado digital está en crecimiento y que urge una respuesta coordinada por parte de los gobiernos. La falta de marcos regulatorios actualizados y el rezago en capacidades de fiscalización son el terreno fértil para que estas redes sigan desarrollándose.
Un llamado a reforzar la respuesta regulatoria
Frente a este escenario, el sector del compliance enfrenta una necesidad urgente: adaptar sus mecanismos de prevención, monitoreo y auditoría a las nuevas formas de lavado financiero digital. Esto no implica solo incorporar tecnología, sino también formar equipos capaces de entender el funcionamiento de estos nuevos entornos descentralizados.
Además, el informe de la ONU subraya la importancia de cerrar vacíos legales que permiten el funcionamiento de estos servicios paralelos. Sin marcos normativos sólidos, las stablecoins privadas y los exchanges independientes seguirán operando con total libertad en la superficie de la economía digital.
Fuente: https://es.cointelegraph.com/news/crypto-syndicates-launch-coins-launder-billions-un-warning