Lejos de ser una moda pasajera, las criptomonedas siguen consolidándose como un componente disruptivo del ecosistema financiero. Con avances tecnológicos que permiten mayor seguridad y eficiencia, y un entorno normativo cada vez más atento, comprender cómo funcionan estas monedas digitales es clave para quienes trabajan en innovación, tecnología y compliance.
Un mercado volátil pero cada vez más adoptado
La evolución de las criptomonedas ha estado marcada por hitos que alternan entre el entusiasmo global y las advertencias sobre su volatilidad. Desde el impulso que figuras como Elon Musk han dado al sector, hasta caídas abruptas como el “criptocrash” de mayo de 2022, los precios han mostrado una inestabilidad que, lejos de frenar el interés, ha despertado el apetito inversor de millones de personas. Hoy, incluso con los vaivenes del mercado, cada vez más usuarios apuestan por estas monedas como una forma de inversión a mediano y largo plazo.
Tecnología detrás de las criptomonedas: blockchain, minería y criptografía
Más allá del precio de Bitcoin o Ethereum, lo que da valor real a las criptomonedas es la infraestructura tecnológica que las sostiene. En la base de todo se encuentra la blockchain, una red distribuida que actúa como un libro contable digital, inmutable y transparente. Cada transacción se registra en bloques, conectados en cadena, y verificados por múltiples nodos alrededor del mundo.
Este sistema se complementa con la criptografía, que no solo protege la identidad y los fondos de los usuarios, sino que también valida las operaciones y regula, en ciertos casos, la emisión de nuevas monedas.
En algunas redes, como Bitcoin, ese proceso de validación se realiza mediante la minería. Los mineros, que aportan poder computacional, resuelven problemas matemáticos complejos para certificar las transacciones. A cambio, reciben nuevas criptomonedas como incentivo. Sin embargo, muchas criptos tienen una oferta limitada, lo que funciona como una herramienta para controlar la inflación y preservar el valor a lo largo del tiempo.
Claves, carteras y seguridad: la gestión de activos digitales
Para operar con criptomonedas, los usuarios deben contar con una billetera digital o cartera, que puede ser desde una aplicación móvil hasta un dispositivo físico. Estas carteras permiten almacenar, enviar y recibir criptoactivos, y pueden clasificarse en:
- Hot wallets (conectadas a internet)
- Cold wallets (offline, como hardware wallets o papel)
El acceso a las criptomonedas depende del manejo de claves criptográficas. Cada usuario cuenta con una clave pública (para recibir fondos) y una clave privada (que permite firmar transacciones y acceder a los activos). La seguridad de estas claves es esencial, ya que su pérdida implica la imposibilidad de recuperar los fondos.
Crear una criptomoneda: ¿moneda o token?
Para quienes están del lado del desarrollo, crear un activo digital no es solo una cuestión técnica, sino también estratégica. Lo primero es definir si se desea construir una criptomoneda con blockchain propia, o un token sobre una infraestructura ya existente (como Ethereum o BNB Chain).
Crear una moneda requiere un equipo de desarrolladores, tiempo y recursos significativos, ya que implica diseñar desde cero la red, los nodos, las reglas de consenso y la interfaz. En cambio, los tokens pueden lanzarse con menor esfuerzo técnico, aprovechando estándares ya establecidos, como ERC-20.
Más allá del enfoque elegido, es fundamental evaluar la utilidad del proyecto, su viabilidad y el marco legal en el que se inscribe. La creciente atención de los reguladores obliga a considerar desde el inicio aspectos como la trazabilidad, la gobernanza del protocolo y los posibles requisitos de cumplimiento.
Fuente: https://www.infobae.com/tecno/2025/05/04/el-mercado-de-las-criptomonedas-el-abc-de-lo-que-necesitas-saber/
