En el panorama empresarial actual, donde la presión por competir globalmente es constante, algunas compañías guatemaltecas están redibujando el mapa del cumplimiento normativo. Lejos de ver el compliance como una carga regulatoria, empiezan a integrarlo como un motor de reputación, eficiencia y crecimiento. El cambio no es solo cultural, sino profundamente estratégico.
El enfoque tradicional —reactivo, punitivo y muchas veces desconectado de la operación real— está quedando atrás. Lo que emerge en su lugar es una visión donde el cumplimiento en temas laborales se traduce en confianza internacional, atracción de talento y apertura de mercados.
Compliance como llave de acceso global
En contextos como el guatemalteco, donde la informalidad laboral aún domina buena parte del tejido productivo, implementar estructuras de compliance laboral sólidas ofrece un diferencial claro. Ya no se trata únicamente de cumplir con la ley, sino de demostrar activamente que se cumplen ciertos estándares sociales, éticos y regulatorios.
Para empresas que buscan insertarse o consolidarse en mercados exigentes como el estadounidense o europeo, estas credenciales no son negociables. La trazabilidad, la auditoría constante y la transparencia en los procesos se vuelven indicadores de confiabilidad.
Javier Aguirre, director de Asuntos Corporativos de AgroAmérica —una de las empresas que más ha apostado por estos sistemas— lo resume así: “La trazabilidad no es solo una herramienta de control, es parte de nuestro modelo de mejora continua”.
De cultura interna a ventaja competitiva
Implementar un sistema de compliance que funcione no es cuestión de redactar un protocolo y archivarlo. Implica alinear estructuras internas, generar compromiso desde la alta dirección, crear mecanismos de denuncia seguros, formar a los equipos y, sobre todo, incorporar tecnología que permita monitorear y escalar los procesos en tiempo real.
Esa combinación entre liderazgo, tecnología y formación constante genera entornos laborales más sólidos, que a su vez funcionan como imán de inversión extranjera. Como lo plantea Damaris Oliva, viceministra de Administración del Ministerio de Trabajo: “No buscamos sancionar, buscamos acompañar. El compliance no es una traba, es una oportunidad”.
Brechas que exigen acción
Pese a los avances, los números marcan la distancia que aún falta recorrer. De los más de dos millones de trabajadores en Guatemala, apenas una fracción está formalmente registrada. Y dentro del Ministerio de Trabajo se identificaron más de 27 procesos críticos que, hasta hace poco, no estaban automatizados. La digitalización de estos sistemas, en marcha actualmente, es clave para facilitar que más empresas accedan al compliance sin ahogarse en trámites.
La pandemia fue una prueba de estrés que dejó algo claro: aquellas empresas con estructuras de cumplimiento sólidas respondieron con más agilidad frente a los cambios normativos y a las demandas de transparencia.
Un horizonte con oportunidades, sobre todo para pymes
Si bien suele pensarse que estos sistemas están reservados para grandes corporaciones, lo cierto es que pueden ser aún más valiosos para las pequeñas y medianas empresas. Las políticas nacionales en Guatemala ya contemplan metodologías de acompañamiento para que las pymes se formalicen y adopten buenas prácticas sin perder competitividad.
El gerente general de Intertek, Rudy Semrau, lo plantea con claridad: “Hoy, el compliance no es el piso, es la ventaja. Diferencia a las empresas que solo operan de las que quieren crecer”.
Certificaciones, planes de formación, diagnósticos y soporte técnico son algunas de las herramientas que hoy están disponibles para ayudar a las empresas a convertir el cumplimiento en una herramienta de posicionamiento.
La evolución es inevitable
En un contexto internacional donde las demandas de transparencia, trazabilidad y responsabilidad corporativa se multiplican, las compañías que no incorporen una mirada más moderna sobre el compliance quedarán relegadas. No se trata de una moda regulatoria, sino de una condición de juego.
Fuente: https://republica.com/economia/compliance-el-nuevo-pasaporte-empresarial-202561010430